El vino es una bebida milenaria hecha con uvas fermentadas y que, consumida en moderación, posee grandes beneficios para nuestra salud cardiovascular. Si bien existe muchos tipos de vinos, según hay variedad de uvas. El mejor vino es el que le gusta a uno. Y no tiene nada que ver con el precio sino con el paladar.
A pesar de llevar un presupuesto estricto en la casa, en mi carrito de compras nunca falta una o dos botellas de vino. Sea para acompañar algún plato especial, tomar una copa luego de un largo día de trabajo o para obsequiarlo, es importante para mi mantener una reserva variada de estos.
Si estás tratando de economizar, probablemente hayas eliminado el vino de tu lista compras. Sin embargo, no es necesario llegar al extremo de eliminar esta exquisita bebida de nuestras listas; pues ya no es necesario gastar grande cantidades de dinero para comprar una buena botella de vino.
Los vinos están clasificados en rojos, blancos, tintos, rosados y espumosos.
En mi caso particular, prefiero los vinos blancos y los espumosos, especialmente Sauvignon Blanc de la región de Australia, Nueva Zelanda o de la región del Pacifico de los Estados Unidos. En cuanto a los espumosos, me encanta el Cava español, el Prosecco italiano y el Brut francés. Hay muchos vinos buenos por menos de $20 que se consiguen en las cavas de los supermercados, distribuidoras de alcohol y en los almacenes por membresía.
Si buscas un vino tinto económico con menos de $15 puedes conseguir un Louis Martini (Cabernet Sauvignon californiano), Yellow Tail (Shiraz australiano), Menage a Trois (tres uvas mezcladas) o el Pinot Noir californiano.
De los espumosos te recomiendo probar Veuve de Vernay (Brut rosado francés), Marques de Gelida (Cava español), Fantinel y La Marca (Prosecco italiano). Si prefieres los blancos, puedes encontrar una buena variedad por menos de $10 y $20 como el Sauvignon Blanc, Chardonnay, Riesling y Albariño. En los tintos puedes encontrar un Rioja (español), Cabernet Sauvignon o Pinot Noir por menos de $10.
Por regla general los espumosos van bien con picadera y postres. Los blancos son excelentes para pescado y platos ligeros. De igual forma puedes optar por tomarte un rojo fresco y ligero como el Beaujolais Noveau de Louis Jadot con un pedazo de lechón o el pavo de Acción de Gracias. La vieja regla de vino rojo con carnes rojas y vino blanco con carnes blancas esta “out”. El vino se parea con los sabores predominantes y el grado de acidez de la comida. Si la comida es muy “spicy” o picante opta por un vino dulce como el Riesling, por ejemplo.
Si te gusta el vino, pero aun no encuentras alguna marca económicas que realmente te guste, familiarízate con la gran variedad de vinos que existe y comienza a probar tomando nota de cada uno hasta encontrar el ideal para ti. Aprovecha los especiales para probar vinos nuevos, pero recuerda que en última instancia lo más importante es que el vino que escojas sea del agrado de tu paladar y tu bolsillo.
Cuéntame, ¿cómo ahorras en tu bebida favorita?
Por Brenda Reyes – @GuaynaboCityMom
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